miércoles, 14 de julio de 2010
HUNDAN AL PROTAAVIONES
A fines de abril de 1982, mientras los submarinos
nucleares británicos tomaban posición en el Atlántico
Sur, se produjo un intenso debate sobre los medios
para neutralizar la principal amenaza argentina:
el portaaviones ARA 25 de Mayo. El submarino HMS
Splendid estaba en condiciones de lograrlo. Pero la
Regla de Enfrentamiento 206 se lo impedía.
¡HUNDAN EL
PORTAAVIONES!
235
Boletín del Centro Naval
Número 817
Mayo/agosto de 2007
Recibido: 4.4.2007
30 de diciembre de 1943. Los operarios del astillero
inglés Cammell Laird & Co. festejaban la botadura del portaaviones HMS Venerable para
la Royal Navy. Llegaría a principios de 1945 para contribuir al esfuerzo bélico aliado en los
tramos finales de la Segunda Guerra Mundial. Difícilmente se hubiera podido imaginar entonces
que casi cuarenta años después, ese mismo buque sería frenéticamente buscado por los
periscopios de los submarinos de la propia Royal Navy para enviarlo al fondo del océano.
Durante el conflicto de Malvinas en 1982, la amenaza más importante a las intenciones británicas
de recuperar las islas la constituía el portaaviones ARA 25 de Mayo –incorporado a la
Armada Argentina en 1969, si bien para entonces el buque había sufrido el paso del tiempo
y dificultades en su mantenimiento. Su componente aéreo, cazabombarderos Skyhawk, aviones
antisubmarinos Tracker y helicópteros, enfrentaba serios problemas en su operatividad
originados en el embargo de armas dispuesto por los EE.UU. pocos años antes. El desafío
para los servicios de inteligencia británicos era determinar si los aviones Super Etendard, con
sus mortíferos misiles Exocet, estaban operativos y si podrían utilizar el ARA 25 de Mayo para
operar en alta mar.
Luego de varios informes contradictorios, el Comité Conjunto de Inteligencia británico
había llegado a una conclusión para el 19 de abril: los Super Etendard no podrían ser uti-
Alejandro J. Amendolara es
abogado especialista en Derecho
de las Telecomunicaciones e
investigador sobre el Conflicto
por las Islas Malvinas de 1982.
Ha publicado varios artículos
sobre la actuación del submarino
ARA Santa Fe en el diario
La Nación y en la revista especializada
Warship World de Gran
Bretaña. Actualmente se encuentra
preparando la tesis para su
Maestría en Historia
de la Guerra sobre aspectos
del Conflicto del Atlántico Sur.
236
lizados desde el portaaviones sino que se
emplearían desde las bases terrestres. Con
ello, la amenaza parecía reducirse. Pero
aún quedaban sus aviones cazabombarderos
Skyhawk A-4, con un radio de acción
máximo de 500 millas náuticas, suficiente
para preocupar al almirante Sandy Woodward,
comandante de la Fuerza de Tareas
Británica. De alguna forma, los británicos
debían neutralizar el portaaviones.
Pocos días antes, el 12 de abril, el submarino
HMS Spartan había llegado a las aguas
próximas a Puerto Argentino, luego de 11
días de navegación desde su base en Escocia.
Con su arribo se hizo efectiva la Zona
de Exclusión Marítima (ZEM), anunciada por
los británicos el 9 de abril, consistente en
un círculo de 200 millas náuticas de radio a
partir de un punto ubicado aproximadamente
en el centro de las islas. Pero esta regla
sólo se aplicaba a buques argentinos. Esta
restricción sería “sin perjuicio del derecho
del Reino Unido de tomar cualquier medida
adicional que se requiera en ejercicio de su
derecho a autodefensa, en los términos del
artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”,
cláusula adicional que acompañaba el
anuncio de la ZEM.
Dos días más tarde —14 de abril—, el comandante
del HMS Splendid, Commander Roger
Lane-Nott, envió un mensaje a Northwood (1)
anunciando que se encontraba en posición entre las islas y el continente. Poco más tarde se
le ordenó dirigirse más al norte para localizar al ARA 25 de Mayo.
La Royal Navy presionaba al Gabinete de Guerra para tener Reglas de Enfrentamiento (2) más
flexibles. Los submarinos nucleares (SSN) no podían atacar buques de superficie a menos
que fuera en defensa propia, pero sí a submarinos convencionales que fueran detectados. El
Gabinete de Guerra se reunió en la mañana del 22 de abril y discutió que si se decidía interceptar
al grupo del portaaviones con uno de los submarinos, a éste le tomaría unas 36 horas
para llegar a la posición estimada. Entonces, se consideró que como no podía ordenarse un
ataque sobre el portaaviones con las reglas de enfrentamiento existentes, no tenía sentido
emplear un SSN sólo para exploración.
Pese a ello, el 23 de abril, el HMS Splendid detectó el portaaviones navegando hacia el sur a
pocas millas de la costa desde su base de Puerto Belgrano. Como el submarino se encontraba
muy alejado de la ZEM, no podía atacarlo. Inmediatamente transmitió un mensaje para
obtener el cambio en las Reglas de Enfrentamiento y así atacar al buque. Al recibir el rechazo
de su pedido, el comandante del submarino recuerda: “Fue un momento extremadamente
frustrante. Realmente pensé que lo tenía”. El HMS Splendid debió abandonar el contacto.
Ese día se envió un mensaje de advertencia al gobierno argentino, difundido ampliamente en
los medios: El Gobierno de Su Majestad desea dejar en claro que cualquier aproximación
por parte de buques de guerra argentinos, incluyendo submarinos, embarcaciones auxiliares
o aviones militares que puedan constituir una amenaza e interferir con la misión de las
¡HUNDAN EL PORTAAVIONES!
Portada del diario
inglés The Sun del
17 de abril de 1982,
anunciando que el
portaaviones ARA 25
de Mayo encabezaba
la flota argentina
para interceptar los
buques de la Fuerza
de Tareas británica.
(Colección del autor)
(1)
Cuarteles de las Fuerzas Armadas
Británicas para el planeamiento y
conducción de operaciones militares
de ultramar.
(2)
Reglas de Enfrentamiento: Directivas
emitidas por la autoridad política/
militar competente que
determinan las circunstancias y
limitaciones bajo las cuales las
fuerzas propias inician y/o continúan
el combate contra otras
fuerzas enfrentadas.
fuerzas británicas en el Atlántico Sur, se
enfrentarán a una respuesta adecuada.
Ante la proximidad de la Fuerza de Tareas
a las Malvinas y los nuevos informes de
inteligencia, el día 24 se ordenó nuevamente
al HMS Splendid realizar exploración
y prepararse para acciones ofensivas
contra el portaaviones.
El 26 de abril, a la altura de Comodoro Rivadavia,
el HMS Splendid avistó a dos destructores
argentinos, el ARA Hércules y el ARA
Santísima Trinidad, navegando hacia el sur a
lo largo de la costa argentina, acompañados
de tres fragatas armadas con misiles Exocet.
Luego de una persecución de 24 horas, inexplicablemente,
recibió la orden de suspender
la persecución para ir a buscar el portaaviones
más hacia el norte. “No podía entender
por qué querían que me alejara de los
escoltas, cuando en el curso normal —por
definición— el portaaviones debía reunirse
con ellos o viceversa”, manifestó Lane-Nott.
Ese mismo día se presentó en Chequers (3) la
necesidad de preparar específicamente un
ataque sobre el portaaviones. Todos los
ministros coincidían en que resultaba esencial
proteger a la fuerza anfibia de desembarco
en el momento de máximo peligro. El
primer paso era el cierre de la pista aérea de
Puerto Argentino para evitar que cualquier aeronave pudiera interferir en un desembarco. El
ARA 25 de Mayo quedaría entonces relegado para un delicado segundo paso.
En esa reunión del Gabinete de Guerra, el Primer Lord del Almirantazgo, Sir Henry Leach,
advirtió que las defensas aéreas británicas podrían quedar muy expandidas de no neutralizar
el portaaviones. John Nott, secretario de Defensa, se preocupaba por la “horrible lógica” que
veía con el ataque a los aeropuertos como una movida después de aquélla. William Whitelaw,
secretario de Interior, se preguntaba si la opinión pública estaba lista para el hundimiento de
un portaaviones. Mientras que la Primer Ministro, Margaret Thatcher, tenía la visión de que
sería más aceptable que los ataques sobre los aeródromos, que podían ser interpretados
como poniendo en riesgo a civiles. Si bien Leach compartía la posición, insistió en que era
esencial anular el portaaviones para la seguridad de la fuerza anfibia, y que se necesitaba
hacerlo a más tardar para el 3 de mayo. Se asumió que era una decisión muy trascendente
como para tomarla en ese momento, por lo que en una nueva reunión Nott debía presentar
las Reglas de Enfrentamiento apropiadas por si resultaba necesario atacar al portaaviones, y
sobre la posibilidad de realizar una advertencia previa al gobierno argentino.
Resultaba esencial para la seguridad de la Fuerza de Tareas británica que se tomaran medidas
preventivas para neutralizar un ataque. Al día siguiente —27 de abril—, Lewin propuso un borrador
que incluía: la naturaleza, alcance y tiempos de la amenaza impuesta por el portaaviones;
las operaciones disponibles para el Comandante de la Fuerza de Tareas para proteger la fuerza
anfibia; las implicancias de inducir la amenaza, ya sea autorizando ataques preventivos o declarando
zonas especiales; las ventajas y desventajas de otorgar una advertencia de las intenciones
británicas, y la acción a tomar en relación a los sobrevivientes de un eventual ataque.
BCN 817 237
Portada del diario
inglés Daily Mirror
del 5 de abril de 1982,
mostrando a los
portaaviones ARA 25 de
Mayo y HMS Invincible
como los buques “en
curso de colisión para
la guerra”.
(Colección del autor)
(3)
Residencia campestre del
primer ministro británico,
ubicada al sudeste de Aylesbury,
Buckighamshire.
Entonces surgió el problema más crítico: la
Regla de Enfrentamiento 206. Bajo esta
regla, se delegaba la autoridad para asumir
que el ataque de una unidad enemiga era el
primero de un conjunto de ataques múltiples
coordinados. Así, se podría atacar a todas las
“unidades amenazantes” para reducir el
eventual riesgo sobre la Fuerza de Tareas. El
alcance del concepto “unidad amenazante”
podría variar, pero en casi todos los supuestos
incluía el portaaviones. Pero la regla
–que aparentaba ser suficiente— sólo se
aplicaba a aeronaves o buques de la Royal
Navy, no a los submarinos.
El día 28, el Gabinete de Guerra recibió un
informe que describía la amenaza del ARA
25 de Mayo: Los argentinos tienen un portaaviones
viejo. De todas formas, puede llevar
de 7 a 9 Skyhawks y, posiblemente,
hasta 5 aviones Super Etendard. Ambos
tipos de aeronaves tienen capacidad para
montar ataques aire-superficie y aire-aire a
una distancia de 400 millas del portaaviones.
Los 6 aviones Tracker pueden realizar
operaciones de vigilancia hasta 500 millas
del portaaviones, otorgándole la capacidad
para dirigir otras unidades aéreas o navales
hacia posiciones de ataque, al igual que
emplear en ofensiva sus aviones propios.
La mejor defensa era “neutralizarlo”, atacándolo
en alta mar donde quiera que estuviera. Pero, mientras el ataque en alta mar brindaba
la “más económica y certera perspectiva de neutralizar la amenaza”, el Ministerio de Defensa
reconocía que sería difícil de establecer la “base legal para semejante acción, y que la
reacción a ello podría ser perjudicial”. La recomendación era para la decisión de hundir al
portaaviones una vez que una unidad argentina atacara.
Ese mismo día, con la imposición de la Zona de Exclusión Total (ZET), llegaron las nuevas
Reglas de Enfrentamiento. Se dividió la ZET en cuatro cuadrantes y se ordenó su patrulla a
los tres submarinos en el área. Ningún submarino podría ingresar en las áreas asignadas a
los otros, salvo que estuviera en “persecución caliente” de un buque enemigo.
Para la tarde del 30 de abril, se reunió nuevamente el Gabinete de Guerra, esta vez con un
asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Éste dijo que cualquier amenaza debía
ser demostrable. Sólo podía usarse la fuerza si el portaaviones estaba lo suficientemente
cerca para montar un ataque aéreo. El Jefe de Estado Mayor de Defensa, Sir Terence Lewin,
cuya visión era cercana a la de Leach, argumentaba como peor caso que el portaaviones
podría cubrir 500 millas en un día y que además llevaba aviones con un radio operativo de
500 millas, con lo que siempre estaría en condiciones de amenazar a la Fuerza de Tareas.
“Tuvimos cierta dificultad en persuadir a los ministros que el 25 de Mayo era un buque con
cañones de 250 millas de alcance”, escribiría más tarde Lewin. Así, el Gabinete entendió que
resultaría suficiente la advertencia abierta del 23 de abril para que los argentinos no interfirieran
con la misión de la Fuerza de Tareas, con lo que prevaleció la visión de Lewin.
De este modo, el Gabinete de Guerra decidió cambiar las Reglas de Enfrentamiento para per-
238 ¡HUNDAN EL PORTAAVIONES!
Portada del diario inglés
The Sun del 16 de abril
de 1982, con el titular
“Aquí viene el enemigo”,
con expresiones del
Ministerio de Defensa
británico sobre “indicios
que sugieren que la flota
argentina navega al sur”.
(Colección del autor)
mitir a todas las fuerzas atacar al portaaviones
fuera de la ZET —incluyendo los
submarinos nucleares—, aun si no hubiera
habido un ataque previo sobre la Fuerza
de Tareas, excepto que estuviera al
norte del paralelo 35° S y al oeste del
meridiano 48° O (en triángulo con la
costa de Uruguay), o dentro de las 12
millas de la costa argentina. Nott
expresó más tarde que “ya le habíamos
dado al almirante Woodward las reglas
de enfrentamiento, permitiéndole atacar
al portaaviones argentino 25 de Mayo
donde quiera que lo encuentre, dentro o
fuera de cualquier zona de exclusión”. Si
el portaaviones era detectado, su suerte
estaría echada.
Temprano en la mañana del 1° de mayo,
se recibió un nuevo informe de inteligencia
sobre la posición del ARA 25 de
Mayo, con lo que desde el Cuartel de
Northwood se emitió un mensaje de
radio al Splendid y al Spartan para buscar
el portaaviones. Por problemas en
sus comunicaciones, el Splendid no recibió
inmediatamente el mensaje. Por su
lado, si bien el Spartan recibió el mensaje,
su comandante, Commander James
B. Taylor, asumió que el portaaviones se
encontraba en el cuadrante del Splendid,
con lo que se inhibió de dirigirse a la
posición estimada. El portaaviones argentino —sin saberlo— se escabullía una vez más.
Ante la ausencia de noticias sobre la posición del portaaviones, Woodward ordenó que sus
aviones intentaran la búsqueda. A las 03.30 de la madrugada del 2 de mayo despegó uno de
los Sea Harrier, piloteado por el Flight Lieutenant Ian Mortimer, del 801 Squadron a bordo del
HMS Invincible, quien, a 200 millas al noroeste de la Fuerza de Tareas, había encontrado con
su radar lo que aparentaba ser el ARA 25 de Mayo y sus buques escolta, regresando apresuradamente
al portaaviones. Entonces, Woodward concluyó —acertadamente—, que el grupo
del portaaviones estaba planeando un ataque al amanecer. En efecto, en el ARA 25 de Mayo
se estaban alistando las aeronaves para realizar un ataque al amanecer —si bien la misión
se canceló poco después y el buque y sus escoltas pusieron proa hacia el continente—. Pero,
esto era sólo la mitad del problema.
El grupo del crucero ARA General Belgrano que se aproximaba por el sudoeste era la otra
mitad de la amenaza. La única opción que se presentaba a los británicos era eliminar uno
de los brazos de la pinza. La elección recayó sobre el crucero, perseguido silenciosamente
por el submarino HMS Conqueror, al mando del Commander Chris Wreford-Brown. Woodward
remarcó: “Me encuentro obligado a decir que, si aun el Spartan hubiera estado en contacto
con el 25 de Mayo, hubiera recomendado en la forma más enfática posible de atacar
ambos esa noche”.
Ese mismo día 2, en una reunión informal en Chequers de la mayoría de los miembros del OD
(SA) (4), siguiendo una revisión previa de la situación por los Jefes de Estado Mayor, se cambiaron
las reglas para “permitir ataques sobre cualquier embarcación naval argentina en alta
BCN 817 239
Submarino HMS
Splendid (S106), de la
clase Swiftsure, botado
en octubre de 1979.
Foto autografiada por
Cdr. R. C. Lane-Nott.
El submarino zarpó de
su base de Faslane
hacia el sur el 1° de
abril de 1982.
(Colección del autor)
(4)
OD (SA): Defense and Oversea
Policy Committee, Subcommittee
on the South Atlantic and
Falkland Islands.
mar”, tal como el 30 de abril se había acordado
sólo para el ARA 25 de Mayo. El destino
del Belgrano quedaba así sellado.
“Existía una clara amenaza militar de la cual
no podíamos hacer caso omiso sin pecar de
irresponsabilidad”, manifestó Thatcher. “Fue
una de las decisiones más fáciles de toda la
guerra”, expresó Nott. La decisión se tomó
tan sólo dos horas antes de que comenzara
en Washington la reunión entre el Secretario
de Relaciones Exteriores, Francis Pym, y Alexander Haig, quien le presentaría a aquél la propuesta
de paz peruana.
Al atardecer del 2 de mayo la amenaza había terminado. Los temores sobre la efectividad de
los submarinos nucleares se habían materializado. La Flota de Mar argentina se replegó a
aguas poco profundas, sin que se le presentara en el resto del conflicto otra oportunidad
favorable para un nuevo ataque decisivo. El ARA 25 de Mayo, con problemas de propulsión,
quedó al resguardo en aguas poco profundas, no sin antes desembarcar su componente
aéreo para continuar la lucha desde bases terrestres.
La respuesta llegaría dos días después, pero desde el aire, y la víctima sería el destructor
británico HMS Sheffield. n
BIBLIOGRAFÍA
n The Official History of the Falkland Campaign, vol. II, por Sir LAWRENCE FREEMAN, Routledge, Londres, 2005.
n We Come Unseen, por JIM RING, John Murray Publishers, Londres, 2001.
n The Silent Service, por JOHN PARKER, Headline, Londres, 2001.
n Los Años de Downing Street, por MARGARET THATCHER, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,1994.
n Here Today, Gone Tomorrow, por Sir JOHN NOTT, Politico’s Publishing, Londres, 2002.
n Lewin of Greenwich, por RICHARD HILL, Cassell & Co., Londres, 2000.
n Los Cien Días, por SANDY WOODWARD, Editorial Sudamericana, 1992.
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